Alguien voló sobre el nido del cuco – Ken Kesey

Alguien voló sobre el nido del cuco - K. keseyNarrada desde el punto de vista de uno de los internos de un hospital psiquiátrico, un gran indio que se ha hecho pasar por sordo los últimos 20 años, la historia comienza con la llegada de un nuevo paciente a la galería de enfermos. Es Randle P. McMurphy, un alma libre, ex convicto, vividor, un juerguista gamberro y ocurrente, y un líder con una personalidad admirable, que finge locura para cambiar la prisión por el más conveniente régimen del hospital. Su llegada también significará el comienzo de una guerra de guerrillas entre él y la enfermera al mando, la temida y astuta enfermera Ratched, el personaje antagonista del nuevo interno, celosa del control y el orden.

La convivencia conocerá tensiones crecientes, la ferocidad del duelo crece y decrece mientras los enemigos se estudian despacio, pensando bien su siguiente movimiento. Hay victorias y derrotas en ambos bandos, mientras la historia va despejando la incógnita de un final, de una derrota anunciada, que sólo puede ser definitiva, total y absoluta de uno sobre el otro.

He disfrutado con este libro. Ya lo hice, y mucho, con la excelente película del director checo, Milos Forman (Amadeus). El personaje de McMurphy está construido de tal forma que es el amigo que todos quisiéramos tener, para charlar, divertirnos o para salir de un apuro. El personaje de la enfermera Ratched, por su parte nos suscita por lo menos cierta sincera aversión. El ambiente anodino y rígido de un hospital lleno de locos está bien descrito y presentado, y los locos acertadamente retratados, cada uno a su manera.

Del estilo destaco la manera en que el registro de la narración cambia sin avisar de lo real a lo imaginario o el mundo onírico. En estas ocasiones, como si el narrador se encontrara bajo los efectos de algún fármaco, la realidad muestra siempre una cara oculta y oscura; por ejemplo, el hospital se convierte de noche en una gran máquina fría y despiadada, en cierto sentido futurista, que casi engulle pacientes en sus fauces mecánicas; las paredes son paneles multi-equipados que lo controlan y observan todo, al estilo de la novela de Orwell, 1984; pero también las apariencias de las personas cambian y se salen de lo que sería una narración racional; como los brazos de la enfermera Ratched, que en un momento dado se alargan de forma extraordinaria para atrapar a uno de los enfermeros. Además, las metáforas toman literalmente forma material (el odio y la crítica hacia los pacientes surgida en las reuniones del equipo médico resulta en la expiración por su parte de un fluido viscoso que ensucia la sala y que el narrador limpia más tarde).

A pesar de haber leído comentarios en los que se criticaba este rasgo atípico de la novela, a mi entender, Kesey consigue que el lector acepte su propuesta, por chocante que pueda parecer al principio. Además, aunque lo esencial del relato sea coherente, hay que tener en cuenta que el narrador es un paciente de un hospital psiquiátrico, tratado a menudo con diferentes drogas.

Sí, este es un libro extraño, cuya historia de libertad esconde otras reivindicaciones secundarias: la dignidad de los locos olvidados y apartados de la sociedad (a veces nos recuerda a Los renglones torcidos de Dios, aunque la historia no tenga nada que ver), o la nostalgia por un mundo menos mancillado, con menos reglas, o la queja elevada hacia el poder de la administración pública, el sistema, representado como algo despiadado e imparable en sus propósitos de progreso.

Ken-Kesey-007La película es bastante fiel a la novela, aunque omite estos pasajes fantásticos o surrealistas que os comentaba. También desarrolla de manera magistral algunos pasajes, continuándolos o completándolos, podríamos decir. Una de mis escenas favoritas de la película es el momento en el que, ante la prohibición de la enfermera Ratched de que los pacientes vean un partido de béisbol por televisión, McMurphy comienza a narrar un partido imaginario enfrente del televisor apagado, contagiando con ella a los enfermos mentales y llevándolos al éxtasis al celebrar un golpeo inolvidable que termina con la pelota bateada fuera del estadio. Mientras los locos se abrazan felices, la enfermera observa derrotada desde la ventanilla del cuarto de las enfermeras y su rostro es la imagen de la impotencia.

Ken Kesey fue un novelista, poeta y ensayista americano, nacido en Colorado en 1935. Alguien voló sobre el nido del cuco (1962), su novela más conocida, surge tras su experiencia como voluntario en los experimentos con drogas psicotrópicas en Menlo Park (California) a finales de los años 50. Tras su éxito comercial, él y un grupo de amigos, conocidos como ‘Los alegres bromistas’, ponen en marcha un movimiento que experimenta con nuevas drogas y mezcla con literatura y música. Kesey fue el mentor de los que a la postre serían los Grateful Dead, una banda que jugaba y fusionaba con los elementos (jazz con rock y música country, etc). En 1964 publica Sometimes a Great Notion, otro éxito comercial, que él consideraba su obra maestra.

Tras su etapa de jugueteo con las drogas, después de pasar unos meses en la cárcel, llevará una vida recluida y familiar hasta su muerte. Fue profesor en la Universidad de Oregón y colaboró con diversas revistas como Rolling Stone o Esquire. Su tercera novela Sailor Song (1992), no fue del todo bien recibida por la crítica. Falleció en 2001.

 

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Os dejo un fragmento:

Mira otra vez a McMurphy y espera a que termine el anuncio de la hoja de afeitar; luego se levanta y se dirige a la puerta de acero donde están los mandos, acciona un interruptor y la imagen del televisor se queda gris. En la pantalla sólo queda un puntito de luz parpadeante, frente a McMurphy que sigue allí sentado.
El puntito luminoso no lo altera en absoluto. En realidad, ni siquiera deja traslucir que ha advertido la desaparición de la imagen; aprieta el cigarrillo entre los dientes y se cala la gorra en el pelo rojo hasta que tiene que inclinar la cabeza para mirar por debajo de la visera.
Y así se queda, allí sentado, con las manos cruzadas bajo la nuca y los pies apoyados en la silla, y un cigarrillo que suelta una voluta de humo bajo la visera de la gorra… con la mirada fija en la pantalla del televisor.
La enfermera procura resistir con todas sus fuerzas; luego se asoma a la puerta de la Casilla de las Enfermeras y le grita que más le valdría ayudar a los demás a hacer la limpieza. Él la ignora.
– Señor McMurphy, le he dicho que debería trabajar a estas horas. -Su voz es un agudo gemido, suena como una sierra eléctrica al cortar un pino-. ¡Señor McMurphy, se lo advierto!
Todos interrumpen su trabajo. La enfermera mira a su alrededor, sale de la Casilla y da un paso en dirección a McMurphy.
– ¿No comprende que está internado? Está… bajo mi jurisdicción… bajo el control… del personal  – Levanta un puño en el aire, las uñas rojo-anaranjadas se le clavan en la palma de la mano-. Bajo la jurisdicción y el control…
Harding desenchufa la aspiradora y la deja en el pasillo, se instala una silla junto a McMurphy, se sienta  y también enciende un cigarrillo.
– ¡Señor Harding! ¡Continúe el trabajo que se le ha encomendado!
Creo que su voz suena como si hubiese chocado con un clavo y me resulta tan gracioso que casi suelto una carcajada.
– ¡Señor Harding!
Entonces Cheswick también va a buscarse una silla, y luego lo hace Billy Bibbit, y Scanlon y Fredrickson y Sefelt, y por fin todos dejamos las fregonas y las escobas y los trapos y nos instalamos en nuestras sillas.
– Escuchadme bien… basta de tonterías. ¡Basta!
Y todos nos quedamos allí sentados, alineados frente a ese televisor apagado, con la mirada fija en la pantalla gris, como si pudiéramos ver perfectamente el partido de béisbol, mientras ella continúa despotricando y chillando a nuestras espaldas.
Si alguien hubiese entrado y echado un vistazo, si alguien hubiera visto a todos esos hombres mirando un televisor apagado y una mujer cincuentona gritando y chillando a sus espaldas algo referente a la disciplina y el orden y las recriminaciones, habría pensado que todos estábamos más locos que un rebaño de cabras.

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DATOS DEL LIBRO

Título – Alguien voló sobre el nido del cuco

Autor – Ken Kesey

Páginas – 288

Precio – 11 euros (2ª mano)

Editorial – Anagrama

Lugar y año de publicación – Barcelona, 2006

ISBN – 9788433972606

 

Acerca de CSDL

Periodista, pero vamos. Profesor en potencia. Lector, caminante. Cine, fútbol y radio. Miguel Delibes, J.D. Salinger, Raymond Carver y Richard Ford.

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