«La dignidad surge en cada esquina. Solo hay que verla, es como la belleza o el arte, y consiste en ser capaz de mantener la postura después de sufrir las inclemencias de la vida. Eso me interesa muchísimo, y quiero ser capaz de dirigir mi vida en esa dirección. Ser capaz de mantener la postura, de ser esa persona que en el metro, cuando alguien está siendo agredido, interviene.»
Un muchacho se esconde en una zanja en medio de la llanura. Escucha atento a las voces que le llaman, cada vez más cerca. Quieto, muy quieto.
Al despertar de nuevo, horas después, ya no escucha nada. Sigue vivo. Todavía no se atreve a asomar la cabeza. Al fin, llega el momento de partir, de huir. Nunca ha estado más lejos de casa. Empieza entonces una huida angustiosa por un llano desierto.
La palabra «intemperie» ya anticipa en cierto modo lo que el lector encontrará en las páginas de este libro; denota desamparo, estar a merced de los elementos de la naturaleza. Pero, con lo que después se topa, es mucho más. Jesús Carrasco construye un relato árido y crudo, con páginas llenas de sol y polvo en las que ninguna palabra está de más, en la que apenas encontramos diálogos. Dice el autor en una entrevista que «el misterio está fundamentalmente en el silencio, en lo que no se dice. Ha habido por mi parte un trabajo de contención y de recorte en el diálogo: intentar que los personajes hablen para que el lector no sepa tanto lo que piensan, sino que lo imagine.» Personajes anónimos, solitarios; descripciones directas, escenas tan pronto en calma como brutales. Carrasco ha escogido una jerga del campo al estilo de Delibes (con cuyo estilo ha sido comparado, así como con el de Cormac McCarthy) que traslada al lector a una región profundamente rural, a un país desconocido, que sufre una larga sequía a principios del siglo XX. En ella un niño, huyendo de la brutalidad, se la encuentra de nuevo en el camino en forma de hambre y violencia. ‘Intemperie’, un libro de una excelente belleza literaria creada a partir de la desolación, lleno de silencio y dureza.
La recomendaría para lectores mayores de 18 años, por su crudeza y profundidad.
Os dejo aquí una breve entrevista con el autor, Jesús Carrasco, cuando viajó a Budapest para presentar su novela, y otra entrevista concedida a El País en agosto de 2013.
Y, como siempre, un fragmento.
De repente, el niño se sorbió los mocos, se levantó y, agarrando a una de las cabras, se la puso delante al viejo sin deshacer siquiera la cadeneta de cencerros. Luego, se sentó junto a él y esperó mientras el hombre colocaba la lata en su sitio. Cuando estuvo lista, el pastor le pidió al chico que agarrara las ubres. El muchacho formó dos puños huecos y con ellos rodeó los pezones y apretó. Entonces el pastor le cogió los pulgares y se los colocó de tal forma que las uñas empujaban los pezones contra el interior de los otros dedos. Envolvió con sus manos las del chico y, sin decir palabra, manipuló las tetas de haciendo que la leche saliera despedida. Y así, mediante esa imposición, el viejo le transmitió al muchacho el rudimento del oficio, otorgándole en ese instante la llave de una sabiduría perenne y esencial. La que extraía leche de las entrañas de los animales o hacía que de una espiga pudiera brotar un trigal. En poco rato llenaron la lata y la alcuza, dejando secas a las cabras. Reservaron la aceitera para que el viejo desayunara al día siguiente y se bebieron la lata entre los dos. Más tarde, montado ya sobre el burro, miró por última vez al pastor, que permanecía recostado. Tenía la barba llena de regueros de leche seca. Parecía dormido o inconsciente. Un fino hilo de brisa le recordó que, durante un buen rato, su cara había sido un astro incandescente.
– Guárdate de la gente del pueblo.
Fragmento
CSDL
DATOS DEL LIBRO
Título – Intemperie
Autor – Jesús Carrasco
Páginas – 224
Precio – 16.50 euros
Editorial – Seix Barral
Lugar y año de publicación – Barcelona, 2013
ISBN – 9788432214721
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