Mi querida bicicleta – Miguel Delibes

Hoy he vuelto a leer este pequeño libro de Miguel Delibes, Mi querida bicicleta. En él, a través de recuerdos de su  infancia, juventud y vida adulta, y con ese estilo sencillo que le caracteriza, nos habla de una de sus pasiones, un placer tan humilde como pedalear.

En otra de sus obras, Mi vida al aire libre, el escritor confesaba:

 La claudicación, el retiro de todas aquellas actividades que hemos amado con pasión, es una muerte pequeña. Por otra parte, soy enemigo de adioses, de soluciones drásticas, de medidas definitivas. ¿Por qué no ir desprendiéndonos de las cosas que amamos gradualmente, poquito a poco? La melancolía de la renuncia es provocada a veces por las rígidas imposiciones cuarteleras: deje usted de beber, deje usted de fumar, deje usted de cazar… ¿Por qué no beber moderadamente en las comidas, fumar 5 o 6 cigarrillos diarios, cazar media jornada? La media ración,  he ahí una solución a pelo. La media ración es, por otra parte, la única forma, aunque mitigada, de que uno a los sesenta y ocho años pueda seguir bebiendo, fumando y cazando. A veces, me encuentro en el campo con algún conocido que, al verme, me dice con su mejor voluntad: – ¿Qué, don Miguel, a hacer piernas? -Mire usted, eso es mucho pedir. A mi edad, me conformo con conservarlas.

En estas páginas leemos sobre un niño que acaba de aprender a montar, pero que no sabe cómo parar; sobre un «fugitivo» que esquiva la justicia doblando velozmente las esquinas montado en las dos ruedas; sobre hazañas de juventud llenas de esfuerzo y sudor, sobre la profunda y real sensación de satisfacción una vez alcanzada la cima e incluso sobre lo que es capaz de hacer un ciclista enamorado.

Junto con su realismo, muchas veces crudo (porque esos tiempos lo eran) y lleno de miseria, lo que me atrae de Delibes es su capacidad para ver y sacar lo bueno, lo valioso de la vida de los personajes más comunes, los más humildes, de los lugares mi_querida_bicicletay ambientes más básicos y elementales. Lo hace en El camino y en Las ratas, y también en sus relatos cortos.

Muchas de sus historias están enmarcadas en la época de posguerra en España donde la mayoría de la gente vivía con poco. Pero precisamente por ello, destacan más lo que saben ser felices en las circunstancias más adversas; Miguel Delibes, al contarnos sobre su amor a la bicicleta y las vivencias que le ocurrieron montándola, parece más que orgulloso, parece que vuelve a ser ese chaval el día que aprendió a montar en bicicleta, y es una felicidad obtenida de las piedras, sin dinero ni lujos ni complicaciones. Una bicicleta de entonces debía ser algo muy básico, y sin embargo fue, a juzgar por este libro, un vehículo de felicidad para el escritor vallisoletano durante gran parte de su vida. Léanlo si no me explico bien, o si no me creen.

Os dejo un fragmento:

Claro, es que a Delibes no le cuesta -comentaban ellos.

Yo mantenía la superchería. Sonreía. Tácticamente les daba la razón, porque esa era la carta que me convenía jugar: fingir que no me costaba. Y con un muchacho al que no le costaba subir las cuestas no se podía competir. De modo que de acuerdo con mi manera de pensar, lo aconsejable para llegar a Rey de la Montaña era poner cara de palo, incluso esbozar una sonrisa, mientras la procesión iba por dentro. Aguantar, que no trascendiera al rostro el sufrimiento interior y la fatiga física, era una baza segura para que el competidor desistiera de alcanzarnos. Nada desanima tanto a un corredor como observar que el contrincante realiza con la sonrisa en los labios algo que a él le supone un esfuerzo sobrehumano. Ponerme la máscara fue el secreto de mi éxito como escalador: ni piernas, ni bofes, ni garambainas. A mí me costaba subir el repecho de Boecillo tanto como a José Luis Fando, el gordo de la clase, pero lo disimulaba y mis compañeros, al verse rebasados por un tipo alacre, que no se quejaba, a quien no le dolían los muslos ni se le aceleraba el corazón, se sentían descorazonados y se sentaban a charlar un rato y descansar, en tanto que yo coronaba el cerro en solitario, de un tirón.

Fragmento

CSDL

DATOS DEL LIBRO
Título – Mi querida bicicleta 

Autor – Miguel Delibes 

Páginas – 64

Precio – 12 euros

Editorial – Ken 

Lugar y año de publicación – Pamplona, 2014

ISBN – 9788493671693

Acerca de CSDL

Periodista, pero vamos. Profesor en potencia. Lector, caminante. Cine, fútbol y radio. Miguel Delibes, J.D. Salinger, Raymond Carver y Richard Ford.

Un Comentario

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