Vamos a calentar el sol – José Mauro de Vasconcelos

Vamos_a_calentar_el_solEsta novela es pura ternura. Su historia sencilla y profunda, la musicalidad de sus frases y los diálogos frescos lo convierten en un libro perfecto para las tardes veraniegas. Escrita en 1974, esta obra sucede a Mi planta de naranja lima (1968) y cuenta la vida de su protagonista, un niño brasileño llamado Zeca, apodado con cariño “Zezé”. Su historia se basa en los recuerdos de infancia y juventud del autor, José Mauro de Vasconcelos, y forman parte de la literatura brasileña popular del siglo XX. Si en la primera parte Vaconcelos narraba la triste y bonita historia de un niño de 6 años demasiado sensible en un entorno pobre y hostil –su propia familia-, en Vamos a calentar el sol una familia burguesa ha adoptado a Zezé para darle una buena educación. Su entorno no será hostil pero Zezé, que ha cumplido los 12 años, continuará sintiendo una profunda soledad en su interior, una incomprensión que le llena de tristeza. Ahí es cuando llega Adán: un sapo cururú que le pide a Zezé entrar en su pecho y ser su corazón.

─ Y a ti, ¿cómo debo llamarte? ¿Zezé?

─ No, por favor; Zezé ya no existe. Era un niño tonto de otro tiempo. Era un nombre de chaval de la calle… Ahora soy muy distinto. Soy un niño educado, arregladito…

─ Eres triste, sobre todo triste. Tal vez uno de los niños más tristes del mundo, ¿no?

─ Ya lo sé

─ ¿Te gustaría volver a ser Zezé?

─ En la vida nada vuelve. En un sentido me gustaría, pero en otro no. ¿Volver a ser Zezé, tener una planta de naranja lima, perder al Portuga de nuevo…?

─ Reconócelo. ¿Es que no te gustaría? En aquel tiempo tenías algo que no sientes desde hace bastante, una cosita muy buena: la ternura.

Zezé tiene una imaginación desbordante. Con 6 años le sirvió para sobrevivir a sus circunstancias, teniendo como mejor amiga una plantita de naranja lima a la que llamaba “Minguito” o “Xururuca”. Con ella jugaba y tenía largas conversaciones… Seis años más tarde, Adán, el sapo cururú, también le ayuda a digerir lo que le va ocurriendo y a ver su lado bueno.

─ ¡Bueno, Zezé, deja ya eso, por el amor de Dios! Basta. Pronto vas a cumplir doce años y tienes que cambiar. Tanto llorar irrita a cualquiera. ¡Basta! Déjalo ya.

─ Ya lo sé, Adán, pero ya ves como ocurren las cosas. Por más que me esfuerce, siempre acabo con los ojos húmedos.

─Entonces, ¿acaso no eres un hombre?

─ Sí que lo soy, pero tengo ganas de llorar y ya está.

Ya iba a enfurruñarme. Adán lo notó y cambió de táctica.

─ Mira por la ventana, Zezé. El día está precioso. Sobre todo el sol, Zezé, el sol de Dios, la flor más bella de Dios. El sol que calienta y hace germinar las semillas. ¿A qué es bellísimo, Zezé?

─ Sí que lo es.

─ Si ese sol de Dios es tan bello, entonces imagínate el otro.

Me quedé pasmado.

─ ¿Qué otro sol, Adán?

─ Me refiero a otro mayor: el sol que nace en el corazón de cualquiera. El sol de nuestras esperanzas, el sol que calentamos en el pecho para calentar también nuestros sueños.

Me quedé maravillado.

─Adán, tú también eres poeta, ¿verdad?

Así, la novela nos narra los primeros años de adolescencia de Zezé entre su nueva familia, en el internado de Jesuitas donde estudia, sus alegrías, tristezas y travesuras, que son muchas y muy divertidas, y sus primeros amores. Vaconcelos retrata una mente sensible, que sufre el conflicto de querer crecer y continuar a su vez siendo un niño. Las amistades y el conflicto con su padrastro, con el que no logra entenderse, llenan las páginas de reflexiones sencillas y profundas, de anécdotas que despiertan sonrisas.

José Mauro de Vasconcelos nació en Bangú (Brasil) en 1920. Hijo de una familia muy pobre, su madre era india y su padre portugués. Comenzó a estudiar Medicina pero abandonó los estudios para ejercer diferentes oficios (entrenador de boxeadores, pescador, camarero). Hizo su debut literario en 1945 con Banana Branca y desde entonces combinó la carrera literaria con la cinematográfica (fue actor y guionista).

Os dejo un último fragmento:

Todo acabado, todo muerto. ¿Corazón para qué? ¿De qué servía decir nada? Dolores había partido, yo ni siquiera la había visto cuando montó en el automóvil y se fue para el muelle. No habían revelado la fecha de su partida ni el barco que iba a tomar. ¿Y yo? Estaba allí, solo como cuando nací, vacío por dentro, esperando que un viento enorme soplara sobre mi cuerpo y me llevase para un punto del mar desde el que viese pasar el barco de Dolores. Era el sino de su propio nombre: Dolor, Dolores…

Sentado sobre mi soledad, me quedé esperando el barco iluminado que atravesaría las aguas del río Potengi. Sin pensar en las consecuencias, saqué un cigarrillo del bolsillo. Lanzaba las bocanadas al aire y tenía la sensación de que algo me acompañaba en aquella partida. Comencé a cantar una canción mía y de Dolores.

Mira el cielo y la belleza y la claridad de la luna

Parece que las estrellas están bailando en torno a la luna,

que se refleja ahí, en el mar

También en el cielo de mi vida tú fuiste la estrella que mucho brilló

 Y en la noche preciosa te marchaste y nunca más volviste

A veces me quedo pensando, al ver la luna en el cielo,

Que se pone a brillar…

Y la luna viene a decirme bajito y con cariño

que tú has de volver

numobe

DATOS DEL LIBRO
Título – Vamos a calentar el sol
Autor – José Mauro de Vasconcellos
Páginas – 328
Precio – 16.95 €
Editorial – Libros del Asteroide
Año de publicación – 2014
ISBN – 9788415625742

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