Principiantes es la versión original de De qué hablamos cuando hablamos de amor (Anagrama, 1987), publicado en 1981. Reseñamos la versión sin la corrección que efectuó el editor de Carver, Gordon Lish, el cuál, según el prefacio de los editores, «cercenó en más de un cincuenta por ciento» el original. Según el mismo texto, Carver, que ya dedicó De qué hablamos cuando hablamos de amor a su segunda esposa, Tess Gallagher, en 1981, le prometió también dedicarle algún día el original, promesa que no pudo cumplir al fallecer prematuramente en 1988 de un cáncer de pulmón, a los 50 años de edad, seis semanas después de casarse por segunda vez.
El estilo de Raymond Carver se suele insertar en el movimiento literario llamado realismo sucio, nacido en los años 70 en EE.UU., influenciado por O. Henry o J.D. Salinger, y se reconoce por su sobrias descripciones y una visión desesperanzada de la existencia, cuya técnica sin embargo demuestra su eficacia como comprobarán los que lean a Tobias Wolff, Richard Ford o John Fante. En sus personajes se suele intuir una búsqueda de algo auténtico pero lejano espiritualmente, que nunca se termina de alcanzar y que provoca soledad y muchas veces, desesperación cotidiana. A pesar de su indudable calidad literaria, a algunos lectores la visión de Carver les puede resultar innecesariamente pesimista y desesperanzada.
Raymond Carver nos habla con imágenes a menudo domésticas, como la de dos parejas charlando sobre amor sentados en la cocina, la de vecinos hablando de madrugada mientras cuidan del jardín o la de una pareja de amigos que charlan de su juventud antes de tomar la decisión más estúpida de sus vidas. En todas ellas el origen es común y convencional para transformarse a través de un diálogo o una mirada en algo profundo y valioso moralmente, irrepetible, como es en realidad. Así, veremos a la soledad disfrazada detrás de rostros diversos, a la desesperación revolotear en el horizonte, probaremos el dolor (y el miedo) que se dice es el más intenso y real, y la peligrosa rutina de una vida aparentemente estable y feliz. El genial escritor nos dice mientras leemos <<Mira a estas personas, sus circunstancias, sus patéticos intentos por encontrar un sentido que nunca llega o es dolorosamente efímero; acompáñalas y reflexiona y dime si todo esto tiene alguna salida, alguna explicación>>. Carver ronda lo trascendente en cada línea, buscando y expresándose como lo hacemos todos, siempre de forma incompleta, pero de forma más certera que cualquiera de nosotros.

Fotograma de la película Birdman (Alejandro Iñarritu, 2014)
Principiantes contiene diecisiete relatos, muchos de ellos asombrosos. Pocas veces he leído textos con más fuerza, más profundamente humanos y corrientes, no es difícil imaginarse a uno mismo atrapado en situaciones similares. Si tuviera que quedarme con uno, me negaría, sencillamente. Recomendaría leer todos y releer especialmente los relatos titulados Algo sencillo y bueno, Diles a las mujeres que nos vamos, Visor, ¿Por qué no bailáis? y Principiantes, penúltimo relato que titula el libro entero. Es en este último en el que se basa la obra de teatro que se representa en la película ganadora de 4 Oscars, Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia, Alejandro Iñarritu, 2014).
Raymond Carver (1939-1988) fue un escritor norteamericano. El mismo Carver reconocería años después cómo su vocación literaria fue aventada por el escritor John Gardner, novelista, ensayista y crítico literario, cuya influencia directa como profesor en la Chico State University habría sido decisiva.
Nacido en una familia difícil donde el alcoholismo teñía el ambiente, con tan sólo 19 años Raymond contrae matrimonio con Maryann Burk, de 16. Quince años más tarde se enamora de otra mujer en una fiesta. Es ahí, según cuenta Burk, cuando empiezan sus problemas con la bebida, la que utiliza para manejar la culpa. Estos problemas se apaciguan cuando conoce en 1978 a Tess Gallagher, escritora, a la que está dedicado este libro que reseñamos, y con la que se casaría en 1988 tras divorciarse de su primera esposa.
Admirador de William Faulkner y Antón Chéjov, su obra se compone esencialmente de varios poemarios (ninguno traducido al castellano) y magistrales colecciones de relatos (Catedral, ¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor? o Si me necesitas, llámame). Fue en esta última vertiente donde el escritor alcanzaría fama internacional, cuyo apogeo vivía cuando un cáncer de pulmón que había decidido no hacer público le mató a los 50 años.
Os dejo un fragmento del relato ¿Por qué no bailáis?:
La chica contó después:
-El tipo era de edad mediana. Tenía todas las cosas de la casa fuera, en la parte delantera del jardín. No bromeo. Nos emborrachamos y bailamos. En la entrada de los coches. Oh, Dios. No os riáis. Puso unos discos. ¿Veis ese tocadiscos? Nos lo regaló él. Esos viejos discos también. Jack y yo dormimos en su cama. A la mañana siguiente Jack tenía resaca, y tuvo que alquilar un furgón para transportar todas las cosas que nos llevábamos. Me desperté una vez, y el tipo estaba tapándonos con una manta. Sí. Con esta manta. Tocadla.
Siguió hablando. Se lo contó a todo el mundo. Había más cosas, lo sabía, pero no lograba darles forma de palabras. Al cabo de un rato, dejó de hablar de ello.
CSDL
Enlaces de interés
Obituario del escritor en The New York Times
Dos entrevistas con Raymond Carver en ‘Prosa como arquitectura’ (en inglés)
DATOS DEL LIBRO
Título – Principiantes (Versión original de De qué hablamos cuando hablamos de amor)
Autor – Raymond Carver
Páginas – 320
Precio – 19 euros
Editorial – Anagrama
Lugar y año de publicación – Barcelona, 2010
ISBN – 97884-339-7535-5
Traducción – Jesús Zulaika