En una fría, apagada y borracha San Petersburgo, el escritor ruso Dostoievski nos presenta a un joven de carácter huidizo, no sólo a causa de los impagos que revisten su vida- sin apenas dinero, rehúye a la patrona en cada salida del cuchitril en que habita, con retrasos constantes en el alquiler- si no, principalmente, por los pensamientos que torturan su mente y le aíslan de la relación con cualquier otro mortal. A pesar de encontrarse en la edad de mayor florecer, posee un ánimo enfermo. Su nombre es Rodion Romanovitch Raskolnikov. Este joven estudiante- de sus estudios queda una pila de libros que ostenta una gruesa capa de polvo, prueba inequívoca de su abandono- ha rehusado toda actividad e interés para alimentarse tan sólo de sus ideas, que le consumen hasta la inmovilidad: salir de su diván a la calle es muchas veces una tortura. Las reflexiones sobre cómo son las cosas y cómo deberían ser; desilusiones con la sociedad y las normas establecidas para el ser humano han llevado finalmente a una serie de ideas abstractas y de dudoso tinte que oscurecen el rostro del rebelde joven.
Esta novela de Fiódor Miljainovich Dostoievski está considerada como su gran obra maestra y teje ya con las primeras palabras una tensión narrativa que obliga a seguir leyendo a lo largo de cientos de páginas. Uno se pregunta qué puede causar tal ansiedad de continuar, tal interés, cuando se conoce el nudo principal de la obra: un crimen, que ha sido por cierto desvelado a poco de comenzar el libro. Toda la historia gira en torno a su artífice, con quien el lector experimentará un grado de cercanía tan profundo, que en ocasiones sentirá comprender sus pensamientos de mayor delirio y sufrirá con su sufrimiento, entre otras consecuencias de esta empatía casi irremediable.
La respuesta está en la brillante labor de profundidad que el escritor realiza con sus personajes, empezando por su protagonista, Raskolnikov. Se podría decir que, al leer, uno “toca” sensiblemente la bipolaridad del ser: Un mismo hombre- en el libro, a veces incluso en la misma página- es capaz de la mayor de las crueldades, así como del mayor gesto de humanidad y misericordia. Sólo quien ha conocido el sufrimiento y las incoherencias del ser humano de forma cruda puede retratar con tanta sensibilidad lo expresado. Dostoievski vivió cinco años de trabajos forzados en Siberia,- tan sólo un ejemplo entre tantos de experiencia en la vida del escritor ruso- donde acogió parte de este gran conocimiento psicológico con el que dibuja las personalidades y palabras de los personajes a los que da vida.
Sin más acción que la de un asesinato y los posteriores acontecimientos que se van desarrollando con un ritmo a veces incluso sosegado, en la novela interactúan muchos personajes de los que el lector puede llegar a realizar un boceto, adivinando sus mayores miedos, virtudes y sufrimientos. Lo atractivo e inacabable es el alma que el autor nos va descubriendo en cada persona que entra en escena. Ya en las páginas iniciales, cuando Raskolnikov está zanjando su oscuro plan y sale a la calle en dirección al hogar de su víctima, tiene lugar un encuentro fortuito- muchas conversaciones surgen con esta espontaneidad, sobre todo en bares y entre tés y vodkas- mantiene una conversación con un padre de familia alcohólico y sumido en la pobreza. Su nombre es Marmeladov, en él se descubre una humildad que lleva a la más grande de las compasiones en la increíble sumisión que profesa a sus dos debilidades: Su mujer y el alcohol. Sus caminos se cruzarán, directa e indirectamente, más de una vez a lo largo de la historia. Aquí parte de la conversación que mantiene Marmeladov con nuestro silencioso protagonista:
“-Sí, un bruto… Sepa usted, señor, que me he bebido hasta sus medias. No los zapatos, entiéndame, pues, en medio de todo, esto sería una cosa en cierto modo natural; no los zapatos, sino las medias. Y también me he bebido su esclavina de piel de cabra, que era de su propiedad, pues se la habían regalado antes de nuestro casamiento. Entonces vivíamos en un helado cuchitril. Es invierno; ella se enfría; empieza a toser y a escupir sangre. Tenemos tres niños pequeños, y Catalina Ivanovna trabaja de sol a sol. Friega, lava la ropa, lava a los niños. Está acostumbrada a la limpieza desde su más tierna infancia… Todo esto con un pecho delicado, con una predisposición a la tisis. Yo lo siento de veras. ¿Creen que no lo siento? Cuanto más bebo, más sufro. Por eso, para sentir más, para sufrir más, me entrego a la bebida.
Yo bebo para sufrir más profundamente”.
Raskolnikov es pues, en muchas ocasiones, nuestro vehículo para el encuentro con diferentes personas que visten la novela y que nos hacen escuchar y comprender cada uno de los cruces de pensamiento que éstos expresan. Asimismo, el joven protagonista desempeña una lucha sin precedentes página tras página, en su deliberación por el crimen cometido del que Rodion no ha sido descubierto aunque a veces sospechado. Burlar las prioridades que la sociedad sostiene a causa de la evolución de sus intensas reflexiones; el desencanto con la debilidad humana y el ceder desesperado ante su propia naturaleza son algunos de los grandes temas que permanecen en la vida del joven ruso, quien detecta el verdadero castigo de su crimen, más allá del impuesto por las leyes de este mundo.
Fiódor Dostoievski es por unanimidad uno de los grandes escritores que ha dado la historia de la Literatura. Nació en Moscú en 1821. Tras haber perdido primero a su madre, (tuberculosis) y posteriormente a su padre, el cuál había sufrido de depresión y alcoholismo, y mientras estudia en la Escuela de Ingenieros Militares de San Petersburgo, comienza su interés por la literatura. Admirador de Friedrich Schiller, sus primeras obras son dramáticas para, después, tras vivir una vida intensa y dura, y tras escribir obras eternas como El idiota o Los hermanos Karamázov o la misma obra que reseñamos, pasar a la posteridad con todo merecimiento. Dostoievski murió en 1881 de una hemorragia pulmonar asociada a un enfisema y a un ataque epiléptico.
MLC
DATOS DEL LIBRO
Título – Crimen y castigo
Autor – Fiódor Mijailovich Dostoievski
Páginas – 752 págs.
Precio – 10,40€
Editorial – Penguin Clásicos.
Lugar y año de publicación – Madrid, 2015
ISBN – 9788491050063
Traducción – Rafael Cansinos Assens
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