Llevando muy a gala sus orígenes, el periodista leonés, autor de numerosas obras, algunas de las cuáles hemos reseñado aquí, realizó en el verano de 1981 un pequeño viaje recorriendo los 47 km del curso del río Curueño desde su desembocadura en el río Porma hasta su nacimiento en la cordillera Cantábrica. Llamazares escribió esta obra tras recuperar y adaptar tiempo después las notas que fue tomando entonces diariamente, en el que mezclaba descripciones naturales con anécdotas de su vida o surgidas de sus pasos en el viaje.

El viajero camina mientras contempla paisajes y visita (o revisita) pequeñas localidades, tomándose tiempo en conocer a sus gentes y sus historias. Mientras viaja también con la memoria por los veranos de su infancia, es frecuente verle a un lado de la carretera, refrescándose en las fuentes de las plazas, o cogiendo energías en un bar junto a los parroquianos.
Además de un tinte nostálgico, el autor, al tiempo que resalta las virtudes de la zona rural leonesa, le imprime de forma indirecta al texto un tono de denuncia social ante el abandono de tantos y tantos lugares que, a lo largo de toda la Península, han ido sucumbiendo al paso del tiempo y el inevitable abandono de sus habitantes. El título hace referencia al río Lete o Leteo, perteneciente al Hades en la mitología griega, en el que las almas bebían para olvidar los recuerdos de su vida terrestre antes de reencarnarse. Los pasos del viajero rememoran y redescubren esos lugares, los rescata del olvido pero, sin embargo, el autor siente que irremediablemente están llamados a desaparecer.
Entre sus obras, Llamazares sostiene esta misma tesis (o la «muestra» a través de sus personajes) en la novela La lluvia amarilla (Seix Barral, 1988). ¿Por qué lugares hemos cambiado los bosques, las riberas de los ríos y el contacto directo con la naturaleza? ¿Qué hemos ganado exactamente con ello? ¿No es posible un modo de vida diferente, compatible con el urbano? ¿»Merecen» estos lugares ser sólo destinos donde pasar unos pocos días en nuestras vacaciones?
En El río del olvido, Llamazares, en paralelo a Delibes, nos propone, al fin y al cabo, con su estilo mordaz, rudo y solitario, volver al pueblo, a sus caminos, a sus gentes y su historia mientras seguimos al viajero y a sus pensamientos o recuerdos.
Os dejo un fragmento:
Entre Barrillos y Gallegos hay apenas un kilómetro de carretera río arriba. En realidad, Gallegos, con su docena escasa de vecinos y sus cuatro corrales pegados al camino, bien pudiera ser un simple barrio de Barrillos si no fuera porque, a éste, su propio nombre se lo impide. (…) Al viajero, en cualquier caso, le interesa mucho más la toponimia. No es que entienda gran cosa; pero sí sabe al menos que un nombre nunca es, por raro que parezca, un misterio insoluble y que, en los de los pueblos, se esconde muchas veces la clave de su historia y su origen. Y, como, por lo demás, el del que ahora le ocupa no es precisamente el más difícil de todos los posibles, el viajero intenta imaginar cuándo y por qué llegaron a este sitio los gallegos a los que el pueblo debe el nombre y también, seguramente, su existencia.
Julio Llamazares nació en 1955 en Vegamián, provincia de León, un pueblo hoy ya desaparecido. Actualmente escribe en el diario EL País. Tiene en su haber novelas, poemas y ensayos. Entre otros reconocimientos, fue acreedor del Premio de Periodismo El Correo Español-El pueblo vasco (1992), y ha sido dos veces finalista del Premio Nacional de Literatura (1986 y 1989).
CSDL
DATOS DEL LIBRO
Título – El río del olvido
Autor – Julio Llamazares
Páginas – 192
Precio – 16 euros
Editorial – Seix Barral
Lugar y año – Barcelona, 1990
ISBN – 9788432206153