
La primera parte de El Señor de los Anillos nos introduce en el dilema de un personaje que ha de ponerse en camino contra toda esperanza. Creo que la esperanza es el hilo conductor de la trilogía de Tolkien, y desde el comienzo se nos presenta de forma singular: es una esperanza siempre al borde del fracaso absoluto, de la nada. “Tu misión marcha ahora por el filo de un cuchillo. Un solo paso en falso y fracasará” (479), le dice la dama Galadriel a Frodo, quien ha recibido la improbable tarea de viajar hasta Mordor, el país de la sombra, para destruir allí un anillo que atrapa el corazón de quien lo posee en la codicia y el deseo de poder. Por otro lado, se trata de una esperanza paradójica, pues nos habla de personajes que logran salir adelante solo cuando asumen sus debilidades. Frodo le advierte a Boromir, uno de sus compañeros de viaje, que está prevenido “contra la confianza en la fuerza y la verdad de los Hombres” (534). De igual modo, fueron la lástima y la misericordia hacia una criatura despreciable las que salvaron tiempo atrás a Bilbo, el tío de Frodo, de caer en la maldad.
Apenas abandonan la Comarca y se adentran en el bosque, al comienzo de su viaje, Frodo y sus tres primeros compañeros atraviesan un peligro mortal del que son salvados por las canciones de un misterioso personaje: Tom Bombadil. Las páginas sobre el encuentro con Bombadil y la estancia de los cuatro hobbits en su casa son, posiblemente, las más enigmáticas de toda la trilogía de Tolkien; sin embargo, nos dan la clave para entender mejor la esperanza que guía a Frodo. Lo más llamativo de este personaje saltarín es su reacción frente al anillo cuya oscura atracción embauca a todos: frente al desconcierto de los hobbits, Bombadil toma el anillo y se ríe. Además, su único obsequio para los cuatro viajeros es una canción alegre. De algún modo, el encuentro con Tom Bombadil les adelanta a los hobbits que todo saldrá bien, y que la esperanza que guíe sus pasos ha de ir unida a la alegría. “Tom cantaba la mayor parte del tiempo, pero sobre todo cosas que no tenían sentido, o quizá en una lengua extranjera que los hobbits no conocían, una lengua antigua con palabras que eran casi todas de alegría y maravilla” (199), leemos.

Tolkien hace visibles la esperanza y la desesperanza mediante la luz y las tinieblas. El escritor inglés era un amante de la naturaleza, y en La Comunidad del Anillo hay momentos en los que la narración se detiene para invitarnos a contemplar la luminosidad del paisaje natural, que anuncia con su belleza silenciosa la llegada de una luz más grande. Decía el filósofo Josef Pieper que la belleza visible no es saciedad sino promesa; dicho de otro modo, la belleza que describe este libro es una razón para la esperanza y la alegría, tanto de los personajes como del lector. Esta clase de belleza aparece con especial fuerza cuando los viajeros se adentran en el país de Lórien, donde habitan los elfos:
Los otros se dejaron caer sobre la hierba fragante, pero Frodo se quedó de pie, todavía maravillado. Tenía la impresión de haber pasado por una alta ventana que daba a un mundo desaparecido. Brillaba allí una luz para la cual no había palabras en la lengua de los hobbits. Todo lo que veía tenía una hermosa forma, pero todas las formas parecían a la vez claramente delineadas, como si hubiesen sido concebidas y dibujadas por primera vez cuando le descubrieron los ojos, y antiguas como si hubiesen durado siempre. No veía otros colores que los conocidos, amarillo y blanco y azul y verde, pero eran frescos e intensos, como si los percibiera ahora por primera vez y les diera nombres nuevos y maravillosos. En un invierno así ningún corazón hubiese podido llorar el verano o la primavera.
La Comunidad del Anillo, pág. 471
John Ronald Reuel Tolkien (1892-1973), profesor de literatura en la Universidad de Oxford, fue el creador de la Tierra Media, un lugar del que surgieron sus obras más conocidas: El Hobbit, la trilogía de El Señor de los Anillos y El Silmarillion. En su ensayo Sobre los cuentos de hadas, Tolkien afirmaba que un relato de fantasía trata sobre el cumplimiento de algunos deseos humanos primordiales: así, El Señor de los Anillos trata sobre la esperanza en un bien imperecedero, que se expresa en el lenguaje de la belleza.
Palzol (Pablo Alzola)
Datos del libro
Título: El Señor de los Anillos I. La Comunidad del Anillo
Autor: J. R. R. Tolkien
Páginas: 576
Precio: 10,95 €
Editorial: Minotauro
Traductor: Luis Domènech
Lugar y año de publicación: Barcelona, 2012
ISBN: 9788445000663