En la España de mitad de siglo XX, cinco jóvenes estudiantes de familias acomodadas acuden, animados por el padre Valle, alter ego del autor, desde Madrid a Asturias a participar en un campamento social, donde serán por unos días ayudantes de los rudos mineros asturianos.
A los pocos días de trabajo, en un relevo de turno, cuando el grupo camina hacia al exterior, el interior de la mina se viene abajo. Comienzan así unos días de supervivencia en la oscuridad, donde los providenciales supervivientes han de vérselas en su temprana juventud con una situación agónica.
Mientras narra Martín Vigil cómo transcurren lentas las horas en las tinieblas («el infierno no debe ser mucho peor que esto», afirma uno de los prisioneros), echando la vista atrás, uno a uno nos cuenta el origen de todos ellos, aportando importantes pinceladas en la biografía de los supervivientes que explican sus posteriores reacciones ante la adversidad y la incertidumbre. Hay líderes, hay lastres, hay cobardes valientes y valientes cobardes.
Este autor tiene un don especial para trazar los perfiles de jóvenes, cada uno en su variedad de cambiantes matices, imprimiéndole una impresionante fuerza a la narración, haciendo a sus personajes creíbles y cercanos al lector, que en su lectura pasa las páginas deprisa, queriendo saber más. Sentí algo parecido en su día leyendo La vida sale al encuentro o recientemente Un chabola en Bilbao. Por la fuerza narrativa de su pluma y por el buen recuerdo que guardo, sobre todo del primero, cada vez que descubro un nuevo título de este escritor, fallecido no hace tanto, al menos lo ojeo.
Me gustaría destacar también de este libro el homenaje que contiene a tantas generaciones de hombres valerosos que han trabajado tanto tiempo bajo tierra jugándose la vida.
Os dejo un fragmento:
Sin pérdida de tiempo, Álvaro despojó al Vikingo de su cinturón de cuero blando y se aplicó a hacerle un torniquete, al mismo tiempo que Luis, siguiendo sus indicaciones, se despojaba de su camisa para envolver la herida de la mejor manera.
Gonzaga dijo, con una voz cargada de reproches:
– ¡Nos van a dejar morir aquí!
Lucas saltó:
-¡Mentira!
– Mentira, ¿eh?
– ¡Mentira, sí, señor! ¡Nunca se vio dejar enterrau un mineru!
Álvaro se aplicaba a hacer la respiración artificial al Vikingo, mientras Luis, con un pañuello mojado en el agua de la cantimplora, le iba limpiando el rostro todavía no libre de atisbos infantiles.
– ¡Dejad de discutir! – exclamó aquél -. Hay que buscar una salida.
José Luis Martín Vigil, ovetense, (28 de octubre de 1919) fue un conocido sacerdote y escritor español, perteneciente a la Compañía de Jesús.
Suyas son obras como La vida sale al encuentro, Una chabola en Bilbao, Réquiem a cinco voces, o Los curas comunistas, entre otras. Su literatura se ha definido como de carácter social y dirigida a un público joven. Falleció olvidado el 20 de febrero de 2011.
Martín Vigil y la hipocresía – Artículo publicado por Faustino F. Álvarez en elcomercio.es, diario digital de Asturias, el 13-01-2012.
José Luis Martín Vigil, de novelista para adolescentes a cura maldito – Artículo publicado por Pedro Miguel Lamet en el diario El Mundo, 10-01-2012
CSDL
DATOS DEL LIBRO
Título – Sexta galería
Autor – José Luis Martín Vigil
Páginas – 357
Precio – Descatalogado, disponible en librerías de viejo
Editorial – Juventud
Lugar y año de publicación – Barcelona, 1968
ISBN – 9788426107725