Amparo Miranda no era nadie en su pueblo natal. Luego, se convirtió en alguien a través de la costura por voluntad, propia y sobre todo de una madre soltera y orgullosa, y emigró a Manhattan, pero se dejó algo atrás. Cuarenta años después, con más que una vida en marcha, siente la necesidad de dejarlo todo por unos días e ir al origen a averiguar qué le quedó por completar.
Carmen Martín Gaite, señores y señoras. Costurera de recuerdos, del tapiz del pasado y sus tentáculos juguetones, de páginas que plasman un relato vivo y cambiante que, o bien enreda y confunde, o bien atrapa sin remedio.
Los vericuetos de la memoria parecen ser la travesura favorita de la fallecida autora salmantina, a través de los cuales gustaba hablarnos de la complejidad de los vínculos familiares (o de su ausencia), de cómo va forjándose nuestra identidad en el transcurso de esta vida; de cómo unos y otros conforman, modelan, queriendo o sin querer, lo que fuimos o dejamos de ser, y cómo abren preguntas que cuarenta años no son capaces de responder ni hacer olvidar.
Los protagonistas de Martín Gaite acostumbran a tener pájaros y ramas y árboles frondosísimos en la cabeza, son pura vegetación en crecimiento, tupida, compleja, donde no es difícil perderse, y sin embargo, qué bien logra transmitir esa confusión espiritual al lector, sin dejarle de llevar de la mano. Me llama la atención las pocas veces que recurre a diálogos estructurados, cómo los cambia por pensamientos separados por comas solamente, qué difícil y qué bien resulta.
No tener ruta ni propósito ni prisa le parecía la almendra misma de la libertad. Y con esa sensación de ingravidez se lanzaba a navegar el nuevo día.
Pero la ilusión no tardaba en borrarse, como se borra nuestra imagen en el espejo en cuanto desaparecemos del marco que lo encierra. Buscaba la sombra de los edificios o el frescor de los parques, porque solía hacer calor; tomaba un café en lugar desconocido donde siempre había alguien que rellenaba una quiniela de fútbol, miraba a las mujeres que sacudían sus alfombras contra los hierros del balcón, a los taxistas con la puerta del coche abierta bostezando o intercambiando filosofías de corto alcance en una parada, a los perros perdidos que imploraban compañía con ojos tristes, contaba los semáforos, por algunas zonas había muy pocos, en cambio peluquerías de señoras, muchas por todas partes, salas de vídeo, juegos y cabinas de teléfono, algunas apedreadas, de vez en cuando gente de media edad haciendo footing en chándal a lo largo de la verja de un parque, sudorosos, blancuzcos, de rostro inexpresivo, se detenía a contemplarlos y tenía que hacer un esfuerzo para recordar que no estaba en Manhattan, para despegar una de otra las escenas superpuestas (…)
Carmen Martín Gaite nació en Salamanca en 1925. De niña recibió una educación liberal por parte de tutores privados y de su propio padre, en su casa de Salamanca. En 1948, tras terminar la universidad, donde estudió Filosofía y Letras, se traslada a Madrid. La autora pudo introducirse en los círculos literarios de la capital y conocer a Ignacio Aldecoa, Alfonso Sastre o Carlos Edmundo de Ory, entre otros. Se casará pocos años más tarde con Rafael Sánchez Ferlosio. En años posteriores, viajando por Europa, recogería influencias también de Cesare Pavese, Natalia Ginzburg o Italo Svevo.
Martín Gaite fue una autora prolífica que cultivó diversos géneros. Así, su obra se compone sobre todo de narrativa pero también en buena parte de poesía, teatro, artículos o ensayos. Fue merecedora del Premio Nadal en 1957 por Entre visillos o el Premio Nacional de Literatura en 1978 por El cuarto de atrás. Obtuvo también el Premio Príncipe de Asturias de las Letras Españolas en 1988 y el Premio Nacional de las Letras Españolas en 1994, entre otros. En esta web hemos reseñado también Lo raro es vivir.
Falleció en Madrid el 23 de julio del año 2000.
CSDL
DATOS DEL LIBRO
Título: Irse de casa
Autora: Carmen Martín Gaite
Editorial: Anagrama
ISBN: 9788433910783
Páginas: 352
Precio: 16€
Lugar y año de publicación: Barcelona, 1998