
Ahora que comienza el mes de difuntos parece el momento indicado para recordar algún libro o autor injustamente olvidado por nuestras letras; que la cuestión de la memoria histórica no sólo se ha de aplicar a las víctimas de la política. Existen también las que considero víctimas del canon, autores y autoras injustamente olvidadas por todo aquel lobby de poetas (como los llama un conocido mío) que sólo reconocen a discípulos de maestros que sólo lo son en la ebriedad de los cafés o en la fría mundanidad de las cátedras literarias. Hablo, con perdón, de todos esos Luís García Montero, Karmelo “Ce” Iribarren y Miguel D’ors y derivados.
Gracias a Dios, la era de internet está ubicando a este tipo de autores al lugar donde deben estar, los feeds de Instagram y las estanterías abarrotadas de libros de autoayuda poética en centros comerciales. Gracias a Dios, también, la democracia de la red está permitiendo que autores que en otro tiempo estarían más que enterrados en una biblioteca, resurjan de ese olvido como autores de culto.
Hoy quiero hablar de uno de esos poetas injustamente olvidados por nuestra generación: Jean Cocteau y, en concreto, de la antología La mentira que siempre dice la verdad, publicada por la editorial Salto de Página hace unos cinco años. Esta es la única manera, actualmente, de acceder a los versos de este gran poeta. Se han hecho esfuerzos por traducir algunas de sus prosas y diarios (es encomiable la labor a este respecto de la editorial Cabaret Voltaire), pero su poesía ha permanecido prácticamente inédita en castellano hasta hoy en día. Si bien esto es grave para cualquiera de los grandes escritores del siglo XX, resulta particularmente desconcertante en el caso de Jean Cocteau.
Cocteau estuvo en el centro de la revolución poética de las vanguardias del primer tercio de siglo y seguramente sea, junto con Antonin Artaud, la figura francesa que mejor representa este cambio de paradigma poético: el del arte por fin libre de la cárcel del verso, convirtiendo ésta en pájaro y usándola para volar o lanzarse al abismo. En Cocteau encontramos al hombre dictando la forma del poema en su cuerpo. Alegría y dolor como las dos caras de la moneda del éxtasis vital que es la vida. Toda su producción artística es la destilación de su manera poética de ver el mundo, un mundo en el que la verdad poética conforma la realidad de una manera tan definitiva como la verdad científica. Así, acceder al material primario de su actitud poética, la plástica del verso, es reconocer la materia prima de la que luego surgen aplicaciones (o emanaciones) en otros géneros como el cine o el teatro.
La mentira que siempre dice la verdad cumple perfectamente este cometido. Esta concienzuda labor curatorial (tanto en cuestiones de selección de los cuerpos y redacción de la introducción) de esta antología bilingüe realizada por Jordi Corominas i Julián permite que nos introduzcamos en la obra poética de Cocteau de una manera ordenada y clarividente la evolución vital y artística del poeta a lo largo de sus años.
Como dice el antólogo en la contraportada del libro: “Perderse a Jean Cocteau es un crimen. Leerlo un placer que resitúa la figura de uno de los más grandes creadores del siglo XX”. A esto yo añado: comprenderlo es sintetizar la médula del arte poético de este último siglo. Ojala a esta antología, sigan otras que vuelvan a acercar a este genio de las letras francesas al gran público.
Ángel Heurtebise, mi ángel guardián
Te miro, te embisto,
Te doblego, te cambio
De estación, de hora.
¡Verano, en guardia! Te desafío
Si eres un hombre. Confiesa
Mi ángel de ayabalde. Tu belleza
Fotografiada por una
Explosión de magnesio
L’ange Herteubise, canto V. Pág. 203
Miguel Barba
DATOS DEL LIBRO
Título: La mentira que siempre dice la verdad
Autor: Jean Cocteau (con selección, traducción y prólogo de Jordi Corominas i Julián)
Editorial: Salto de Página
ISBN: 978-84-16148-26-4
Páginas: 373
Precio: 18’5 €
Editorial: Salto de Página
Lugar y año de publicación: España, 2015