En Las ratas Miguel Delibes nos cuenta cómo transcurre la vida en un pequeño pueblo de Castilla en la España de la posguerra, donde sus gentes se las ven y se las desean para ganarse el sustento diario trabajando de sol a sol una tierra seca y desagradecida que, sin embargo, nunca garantiza ningún resultado.
En medio de ellas destaca el Nini, apenas un chiquillo, callado, sereno y amante de la naturaleza: el protagonista. Con su sabiduría, el Nini cambia el modo de ver la vida del campo del lector y nos introduce de lleno en ella. Él «intuye la vida en torno» donde otros ven un desierto, e interactúa y aprende de ella todo el tiempo, poniendo sus conocimientos al servicio de los demás vecinos.
Entre el resto de personajes despunta el tío Ratero, padre del Nini, personaje extraño, amoral, respetable, obstinado y básico, el cuál vive en una cueva apartada del pueblo y se gana la vida cazando y vendiendo ratas a los demás vecinos del pueblo.
En el recorrido que hace el lector siguiendo al Nini y a la Fa, su perra, por los alrededores del pueblo, de anécdota en anécdota y suceso en suceso, vamos conociendo a los demás vecinos que, con sus grandezas y miserias, dejan de ser un conjunto impersonal para, capítulo tras capítulo, ser personas concretas, con un rostro casi nítido. Las relaciones entre ellos, sus quehaceres y andanzas, los sucesos que tejen la vida del pueblo ofrecen un retrato real de un mundo ya casi extinto, con su propio ritmo y maneras.
Delibes nos insiste para que miremos y podamos apreciar, tras la rudeza y los sencillos caracteres de unos y otros, la grandeza de un estilo de vida, la de unas personas trabajadoras y sufridoras, hechas de otra pasta, que ven cómo la tierra y el clima, crueles y caprichosos, juegan con sus vidas sin reparo. En el pueblo las tragedias se reciben y aceptan con naturalidad y, a base de resignación y fortaleza, agachando la cabeza quizá con rabia, se sigue adelante. Y las alegrías, por escasas, cuando llegan, se saborean de verdad y se contagian por todo el pueblo.
Miguel Delibes, periodista y novelista, es uno de los nombres más importantes de la literatura española de mitad del siglo XX. Su extensa obra muestra un especial interés por la vida rural, una de sus pasiones, junto con la caza, cuyos escenarios recuerdan tanto a su Castilla natal. En ellas suele describir de forma realista la dureza de la vida en aquellos años en que España se recuperaba de las heridas de una guerra civil que aun hoy duelen todavía.
Su obra es notablemente extensa, pero destacan títulos como La sombra del ciprés es alargada, Señora de rojo sobre fondo gris, El camino o Cinco horas con Mario. Hay además multitud de relatos (Siestas con viento sur), libros de viajes y de caza, ensayos (Mi vida al aire libre) y artículos que componen una extraordinariamente fructífera vida como escritor. Pueden consultar su obra y premios aquí:
Miembro de la Real Academia Española desde 1975 hasta su muerte, vio reconocida su obra a través de numerosos galardones, como el Premio Nadal por La sombra del ciprés es alargada (1947), el Príncipe de Asturias de Literatura (1982), el Premio Nacional de las Letras Españolas (1991) o el Premio Nacional de Narrativa por El hereje (1999), entre otros muchos.
Miguel Delibes falleció en su domicilio de Valladolid a los 89 años en 2010, a causa de un cáncer de colon, dejando tras de sí un testimonio muy valioso de nuestra historia reciente. A mí entender, los españoles debemos estar orgullosos del escritor vallisoletano y tenemos el deber de no dejar que su legado se pierda.
Os dejo un fragmento:
No obstante, el pueblo acudió en masa a las rogativas. Antes de abrir el alba, tan pronto el gallo blanco del Antoliano lanzaba desde las bardas del corral su ronco quiquiriquí, se formaban torpemente dos filas oscuras que caminaban cansinamente siguiendo las líneas indecisas de los relejes. Paso a paso, los hombres y las mujeres iban rezando el rosario de la Aurora y a cada misterio hacían un alto y entonces llegaba a ellos el dulce campanilleo de las ovejas del Rabino Grande desde las faldas de los tesos. Y como si esto fuera la señal, el pueblo entonaba entonces desafinada, doloridamente, el <<Perdón, oh Dios mío>>. Así hasta alcanzar la Cruz de Piedra del alcor ante la cual se prosternaba humildemente don Ciro y decía: <<Aplaca, Señor, tu ira con los dones que te ofrecemos y envíanos el auxilio necesario de una lluvia abundante>>. Y así un día y otro día.
Por San Celestino y San Anastasio concluyeron las rogativas. El cielo seguía abierto, de un azul cada día un poco más intenso que el anterior. No obstante, al caer el sol, el Nini observó que el humo de la cueva al salir del tubo se echaba para la hondonada y reptaba por la vertiente del teso como una culebra. Sin pensarlo más dio media vuelta y se lanzó corriendo cárcava abajo, los brazos abiertos, como si planeara. En el puentecillo de junto al arroyo divisó al Pruden encorvado sobre la tierra: -¡Pruden!- voceó agitadamente, y señalaba con un dedo la chimenea, a medio cueto-: El humo al suelo, agua en el cielo; mañana lloverá. Y el Pruden levantó su rostro sudoroso y le miró como a un aparecido, primero como con desconcierto pero, de inmediato, hincó la azuela en la tierra y sin replicar palabra se lanzó como un loco por las callejas del pueblo, agitando los brazos en alto y gritando como un poseído: -¡Va a llover! ¡El Nini lo dijo!¡Va a llover! Y los hombres interrumpían sus tareas y sonreían íntimamente y las mujeres se asomaban a los ventanucos y murmuraban: <<Que su boca sea un ángel>>, y los niños y los perros, contagiados, corrían alborozadamente tras el Pruden y aquellos gritaban a voz en cuello:<<¡Va a llover! ¡Mañana lloverá!¡El Nini lo dijo!>>
Fragmento
CSDL
Enlaces de interés
Muere Miguel Delibes, alma del castellano, artículo publicado en El País el 12/03/2010.
Una entrevista estupenda con el escritor
DATOS DEL LIBRO
Título – Las ratas
Autor – Miguel Delibes
Páginas – 192
Precio – 6.95 €
Editorial – Austral
Lugar y año de edición- Barcelona, 2001
ISBN – 9788423342440
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